Fort Worth – La mañana del domingo había un ambiente sombrío y silencioso en la Iglesia de Cristo-Southside.
La congregación acababa de enterarse de que uno de sus feligreses más queridos, un doctor trabajaba temporalmente en Liberia, se había infectado del mortal virus del ébola.
El doctor Kent Brantly, de 33 años, médico familiar y padre de dos hijos, ha pasado gran parte de su vida curando al prójimo
En octubre se sintió llamado a viajar a Monrovia, Liberia, con una organización internacional de ayuda, Samaritan's Purse, y empezó a tratar a personas infectadas de ébola en junio.
Después de recibir el diagnóstico, pidió a su congregación a distancia rezar no solo por él sino por sus colegas.
"Tiene un corazón muy compasivo", dijo Jason Brewington, un miembro de la iglesia que trabajó con Brantly en el Hospital John Peter Smith de Fort Worth. "Aun en medio de todo esto, pide no solo por él sino por otros".
En virus del ébola fue descubierto en 1976. Mata al 90% de sus víctimas, quienes sufren un sangrado interno y externo y fallo de órganos vitales.
El virus se transmite a través de fluidos corporales como la saliva, el vómito o la sangre.
Los médicos que tratan a los pacientes infectados de ébola usan trajes Tyvek, guantes de látex, máscaras quirúrgicas y gafas, y ni siquiera con todas estas medidas de precaución tienen una completa protección contra el virus.
Hasta el 20 de julio el ébola había matado a 127 personas en Liberia, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, y en todo el África Occidental han muerto casi 700 personas.
La semana pasada Brantly se dio cuenta de que tenía síntomas de infección de ébola, dijo Melissa Strickland, vocera de Samaritan's Purse.
Inmediatamente se aisló y así se lo comunicó a los miembros de su equipo.
Brantly está recibiendo tratamiento en una unidad de cuarentena en un hospital de Liberia, donde trabajó como director médico de un centro de manejo de casos de ébola dirigido por Samaritan's Purse, la organización de Carolina del Norte
El estado clínico del doctor es estable.
"Su fiebre fluctúa", dijo Strickland.
En la misma del domingo, refirió, hubo una oración especial para Brantly y su familia.
"La gente todavía no lo digiere", dijo Brewington. "Es difícil creer que pueda haber un virus tan mortal".
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