Cuando Leonardo Castro dice que está dispuesto a morir por su país, se refiere a Estados Unidos.
Nacido en México y traído sin documentos a Estados Unidos a los 2 años de edad, este es el único país que Castro conoce y ama.
Por eso, cuando el gobierno federal aprobó su petición de acogerse al estatus temporal de Acción Diferida (DACA) en octubre, Castro, de 21 años, llamó a una oficina de reclutamiento del Army para intentar enlistarse.
Pero el estudiante de la Universidad de Texas en Arlington y ex Eagle Scout y cadete del ROTC fue rechazado.
El rechazo decepcionó a Castro y ha sembrado la confusión entre otros dreamers que quieren unirse a las fuerzas armadas una vez que reciban su legalización temporal y su permiso de trabajo.
Para Castro, unirse a las fuerzas armadas no solamente demostraría su amor y compromiso con Estados Unidos; además les daría subsidios para poder pagar la universidad.
El 15 de junio de 2012 el Departamento de Seguridad Nacional anunció que los inmigrantes indocumentados que llegaron al país antes de los 16 años de edad, que están en la escuela, se graduaron de preparatoria o fueron dados de baja honorablemente de las fuerzas armadas o la Guardia Costera pueden acogerse a DACA.
El problema es que las fuerzas armadas solo aceptan a ciudadanos estadounidenses y extranjeros que sean residentes permanentes.
"Eso es lo irónico: ninguna de esas personas cumple ese requisito de la DACA para estar en las fuerzas armadas", dijo Margaret Stock, abogada de inmigración en Alaska, una experta en leyes migratorias aplicadas a casos de reclutas militares.
"El memorándum (del DHS) claramente fue redactado por alguien que no conocía o no entendía las reglas de alistamiento militar".
Nate Christensen, vocero del Departamento de Defensa, dijo que los beneficiarios de la DACA "como población" no pueden enlistarse.
Sin embargo hay excepciones para admitir en las fuerzas armadas a extranjeros que no son residentes permanentes legales.
Estas se basan en un esquema llamado Accesiones Militares Vitales para el Interés Nacional (MAVNI), que abre la puerta a doctores, enfermeras y especialistas que poseen conocimientos de idioma y cultura esenciales para tareas como, por ejemplo, vigilar las actividades de agentes talibanes o de Al Qaeda.
Y aun así las fuerzas armadas no aceptan a cualquier extranjero que acuda a ellas.
Según las reglas del MAVNI, los candidatos deben haber tenido status de protección temporal, asilo o refugiado en Estados Unidos por al menos dos años previo a su enlistamiento y no haber estado ausentes del país más de 90 días durante ese tiempo.
"MAVNI es muy especifico y son otras lenguas, no el español, que son el 90% de los (beneficiados) por DACA", dijo Jaime Barron, abogado de inmigración de Dallas.
En el 2012 el MAVNI fue renovado por otros dos años con un límite de 1,500 reclutas.
Hasta ahora el Army ha sido la única rama de las fuerzas armadas que ha aceptado personas en el MAVNI, 30 profesionales de la salud y 565 soldados.
Stock dijo que los beneficiarios de la DACA serían una buena fuente de reclutas, sobre todo porque sus antecedentes ya han sido bien verificados durante el proceso de acción diferida.
De hecho, si todos los reclutas militares tuvieran que pasar por los mismos chequeos que los dreamers aprobados para la DACA, algunos no serían admitidos debido a problemas que tuvieron con la policía.
Un ejemplo de esto es el tirador del Pentágono y contratista de las fuerzas armadas Aaron Alexis.
Castro dijo que se enteró de MAVNI, pero que su conocimiento del español no fue suficiente para ser admitido.
"Quiero servir en las fuerzas armadas", dijo Castro. "Ahora mi única esperanza es la reforma migratoria".
O tal vez no.
Stock dijo que en febrero miembros de la Cámara de Representantes introdujeron el proyecto de ley H.R. 43, Ley de Oportunidad de Alistamiento Militar, bajo la que los beneficiarios de la DACA serían admitidos a las fuerzas armadas.
Aun no se ha votado la iniciativa.
